Peña es el Jefe de Gabinete, hombre fuerte del Gobierno de Macri y muchos dicen su posible sucesor.
Él ya empezó a hablar de eso de la mejor manera: negando que le dedique energía.
Negar es afirmar. Peña dijo que no le dedica tiempo para que se entienda que ganas tiene (la nota acá).
Mientras tanto acumula poder en el gobierno. ¿No es la gestión la mejor manera de que Peña llegue a candidato a Presidente?
El dilema Peña es la Provincia de Buenos Aires, que gobierna su no-amiga María Eugenia Vidal.
Sin fortalecer "la Provincia" Cambiemos no tiene futuro, 2019 se les vuelve peligroso. Fortaleciéndola, se hace fuerte también su competidora Mariú.
Peña necesita un conurbano que apoye a Cambiemos en la próxima elección, pero también que ese apoyo no se personalice en la Gobernadora. ¿Cómo multiplicar los apoyos a Cambiemos sin que los facture María Eugenia?
Pero si Marcos Peña convive con ese dilema, Vidal no la tiene más fácil: la Provincia es capaz de deglutirse a cualquier gobernador, más allá de lo que digan de él las encuestas (¿recuerdan a Daniel Scioli?). Mariú navega aguas tan movedizas como las de Marcos.
El que mira es Horacio Rodríguez Larreta. Mira y espera. Navega aguas calmas, gobierna un distrito tan vistoso como poco conflictivo, con un presupuesto que cualquiera envidiaría. Rodríguez Larreta es dueño del anti-carisma: no despierta pasiones, pero tiene fama de trabajador silencioso. Tendrá poco desgaste en el año y medio que faltan para las PASO presidenciales. Si Macri no quiere (o no puede) estará ahí.
Comentarios