
Se ubica detrás del atril de Presidencia, utiliza un tono de voz que está muy lejos del suyo propio. Les habla a los argentinos con una voz "duranbarbizada". Evita sus particulares chistes cancheros. No quiere ser soberbio. No da cifras, sólo una (que de noviembre a febrero se crearon 60.000 puestos de trabajo) que adicionalmente es falsa, ya que los puestos de trabajos creados son estacionales.
Retrocede, pero no cambia de rumbo. Es fiel a su política del "si pasa, pasa". Apela a la "herencia recibida" como excusa. Se pone fuera de todo: los gobernantes de los últimos 14 años, su padre, el Ministro Aguad... la culpa es siempre de otro que no es él, Mauricio.
Salió tarde a explicar lo del Correo, y al salir quedó en claro una cosa: no tenía cómo explicarlo.
Cuando recibió preguntas incómodas, forzó una sonrisa. Esbozó un chiste, pero apenas. Explicó que las cosas cambiaron... porque él da una conferencia de prensa. Es decir, apeló a lo anecdótico para explicar lo profundo.
Ahí atrás estaba Duran Barba y Mauricio, que es un buen alumno, cumplió con todas sus recomendaciones. Los que le creyeron, estaban decididos a creerle dijera lo que dijera. Se morían de ganas por creerle. Los que lo escucharon saben que eso es Macri, no mucho mas.
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