La imagen de
Mauricio Macri se mantiene en un nivel aceptable (para él). Si bien desciende en
forma continua, no lo hace tajantemente. Buena parte de la sociedad continúa
teniendo una imagen positiva del Presidente.
No obstante, todas
las encuestas señalan que existe una tendencia general a la baja, pero también
marcan otra cuestión interesante: cuanto más jóvenes son los encuestados peor es
la imagen de Macri. Ocurre a la inversa con los mayores: a más viejo, mejor
imagen del Presidente.
Brindamos aquí un
breve resumen de encuestas que marcan esta situación:

Isonomía hace un recorte menor. Allí el 54% de los de entre
18 y 29 años mantiene la imagen positiva, que era del 62% al inicio de la
gestión. Los mayores de 50 años son más generosos con Macri que los jóvenes: el
62% mantiene una imagen positiva.
Management & Fit analiza la distribución interna de los que tienen
buena opinión del Presidente. Con el transcurrir de los meses la composición
interna de ese grupo muestra que los mayores de 40 años pesan más que los
menores de esa edad. En junio de 2016 el grupo de los que tenían opinión
positiva estaba compuesto por un 46.5% de menores de 40 y un 53.5% de mayores.
En abril de este año, los mayores de 40 crecieron: son el 63.8% de los que
opinan bien del Presidente. Los menores de 40 pesan menos, bajaron al 36.2%.
Analogías muestra que el grupo que tiene peor opinión de Macri
es el de los jóvenes de 16 a 29 años: muy mala el 27.1%, mala el 11.7% y
regular negativa el 15.1%. En otras palabras 55 % de los encuestados que tienen
entre 16 y 29 años de edad opinan negativamente de Mauricio Macri. En
contraposición los mayores de 60 años tienen una imagen más amable del
Presidente: sólo el 39.8% la califica negativamente.
¿Los
motivos? Difíciles de decir con certeza pero algunos indicios existen.
La política
económica generó en el último año un aumento de todos los índices negativos
(pobreza, desocupación, desigualdad). Esos índices afectan más a los jóvenes que a
otros grupos etáreos. La pobreza desde siempre golpea más duramente a los
jóvenes y niños (aunque los adultos mayores también la sufren) y la
desocupación es una preocupación mayor entre los jóvenes, más aún cuando la casi
totalidad de los mayores de 70 años están jubilados.
Los ancianos son un grupo social débil, con un poder adquisitivo
deteriorado porque sus jubilaciones y pensiones han aumentado menos que la inflación del último año y medio. Pero hay una diferencia: los mayores siguen teniendo ingresos mensuales, en tanto que los jóvenes
tienen mayores dificultades para conseguir empleo en blanco, al mismo tiempo
que cayeron “las changas”. Se les dificulta enormemente el acceso al "mango".
Por otra
parte el gobierno modificó su estrategia electoral luego de las grandes marchas
opositoras de marzo y el apoyo recibido de sus partidarios el 1 de abril (donde fue notable la ausencia de jóvenes).
La apuesta a
mantener “la grieta” para polarizar, reforzando sus apoyos, implicó un énfasis
en los aspectos más conservadores del gobierno. El orden social y la represión
de la protesta, entre otros, son fenómenos que se ven con menor agrado
entre los jóvenes que entre los viejos.
Son los pibes más resistentes al control social y les desagrada el orden establecido.
Son los pibes más resistentes al control social y les desagrada el orden establecido.
Son los
pibes, especialmente los urbanos, quienes sufren la habilitación que el Gobierno otorgó a la Policía para la detención sin motivo en la calle, el pedido de documentos, la
portación de cara o gorrita, el ingreso de agentes armados a escuelas
secundarias durante las huelgas docentes.
Son los pibes los que putean por estas arbitrariedades más frecuentes en los últimos meses.
Son los pibes los que putean por estas arbitrariedades más frecuentes en los últimos meses.
Existe
entonces una posible doble motivación para esta situación de peor imagen en los
sectores juveniles: por un lado, las políticas económicas del macrismo los
afectan directamente; por el otro, la estrategia de reforzar sus aspectos
conservadores les resultan menos atractivos.
“Macri gato”
fue una frase individual que rápidamente prendió masivamente y se transformó en
consigna. “Macri gato” es una consigna propia del habla juvenil, aunque el
adjetivo “gato” como descalificativo provenga del habla lunfarda.
El “Macri
gato” es un símbolo de quienes son más refractarios a éste Gobierno.
Son los pibes los que dicen "Macri gato".
Son los pibes los que dicen "Macri gato".
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