El poder mediatico que los cuida venía haciendo su trabajo, pero finalmente la realidad esmeriló la cobertura mediática y desde hace un par de meses María Eugenia Vidal no parece inmune a las críticas.
El escándalo de los aportantes truchos le quitó su virginidad: el Hada Buena, tenía sus "renuncios" los que quedaron expuestos ante la sociedad de manera muy clara. Fue el primer impacto que recibió.
La explosión de la escuela de Moreno rompió también la cobertura mediática para mostrar otro aspecto de la ex-Hada Buena: su gobierno no está abordando los problemas reales de la educación o la salud, por citar sólo dos áreas centrales para cualquier gestión.
Pero la crisis del dolar, que es una crisis de la economía toda, muestra que se corrió otro velo: Vidal habla poco, cuando lo hace dice obviedades y, si bien se desmarca de sus correligionarios, muestra que no tiene el volumen político suficiente como para ser la piloto de tormentas que este momento del país precisa.
Balbucea generalidades, como cita Diario Crónica, aquí, "van a venir meses difíciles y todos lo sabemos; los cambios en el dólar van a tener impacto en la inflación y la actividad económica. ¿Si estamos en un momento complejo? Sin duda. ¿Genera angustia? Sin duda. Pero estamos trabajando para resolverlo dejando lo mejor de nosotros" o, como publica Clarín acá, manifiesta una "preocupación" sobre cómo va a impactar la inflación sobre el precio de alimentos y medicamentos pero no desarrolla políticas para atenuar ese impacto en la Provincia, o -mas pequeño aún- en sus trabajadores provinciales (ofrece un 20 % de aumento a los docentes, con una inflación que será del 40%).
Vidal empieza a verse como lo que es: otra integrante del macrismo generada por el marketing y la cobertura mediática, tal vez la candidata del establishment. Una chica de personalidad fuerte, pero sin el volumen político para desarrollar un liderazgo de una Provincia o una Nación. Ganó de casualidad, o porque tuvo ayudas desleales desde la llamada Justicia y el poder concentrado de los medios, pero ahora se nota, que con eso no alcanza.

La explosión de la escuela de Moreno rompió también la cobertura mediática para mostrar otro aspecto de la ex-Hada Buena: su gobierno no está abordando los problemas reales de la educación o la salud, por citar sólo dos áreas centrales para cualquier gestión.
Pero la crisis del dolar, que es una crisis de la economía toda, muestra que se corrió otro velo: Vidal habla poco, cuando lo hace dice obviedades y, si bien se desmarca de sus correligionarios, muestra que no tiene el volumen político suficiente como para ser la piloto de tormentas que este momento del país precisa.
Balbucea generalidades, como cita Diario Crónica, aquí, "van a venir meses difíciles y todos lo sabemos; los cambios en el dólar van a tener impacto en la inflación y la actividad económica. ¿Si estamos en un momento complejo? Sin duda. ¿Genera angustia? Sin duda. Pero estamos trabajando para resolverlo dejando lo mejor de nosotros" o, como publica Clarín acá, manifiesta una "preocupación" sobre cómo va a impactar la inflación sobre el precio de alimentos y medicamentos pero no desarrolla políticas para atenuar ese impacto en la Provincia, o -mas pequeño aún- en sus trabajadores provinciales (ofrece un 20 % de aumento a los docentes, con una inflación que será del 40%).
Vidal empieza a verse como lo que es: otra integrante del macrismo generada por el marketing y la cobertura mediática, tal vez la candidata del establishment. Una chica de personalidad fuerte, pero sin el volumen político para desarrollar un liderazgo de una Provincia o una Nación. Ganó de casualidad, o porque tuvo ayudas desleales desde la llamada Justicia y el poder concentrado de los medios, pero ahora se nota, que con eso no alcanza.
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