Por andariveles separados corren la gestión de gobierno y las declaraciones públicas. Lo que antes se llamó "doble discurso" o podría denominarse con un concepto más antiguo: hipocresía. Solo que es una hipocresía de nueva generación. Quienes enuncian no sienten que estén mintiendo, o tal vez menos que eso: ni siquiera reflexionan si su discurso es veraz o no. Es el discurso del marketing. Mientras critica a la grasa militante, contrata militantes de su partido con sueldos que triplican a la "grasa militante" expulsada. Mientras anuncia que ha intervenido un sindicato y pone a su interventora de ejemplo, utiliza esa estructura sindical para el conchabo de amigos, parientes y empleados (como Triaca con Sandra Herrera en el SOMU y su interventora Gladys González). Mientras enarbolan un discurso que llama a "la buena onda" y superar la grieta, agitan el fantasma de Cristina para que la grieta se mantenga y tengan rédito electoral. Mientras ha...
Notas de política, sociedad y cultura.